Ayer estaba sentada tras un hombre que tenía un lunar detrás de la oreja, me pareció increíblemente hermoso y me pregunté si él lo sabía, si lo había visto de refilón en algún espejo o alguien le había señalado ya su existencia.
Quería ser yo quien se lo dijera: "tienes un lunar detrás de la oreja"; me imaginaba su cara entre sorprendida y confusa, "¿De verdad?", "Si, si" decir, "ahí" y tocarlo muy levemente con el dedo índice, como temiendo borrarlo en un descuido. Que descubrimiento maravilloso, nuestro propio cuerpo es un delicioso misterio.
No podía para de mirar aquel lunar, me resultaba irresistible, me pregunté que pasaría si le mordiese la oreja suavemente; el hombre gritaría sorprendido y se llevaría la mano a la oreja en un acto reflejo, se giraría a mirarme consternado, todos en la habitación se girarían a mirarme consternados, ¿qué aceptación social tiene la disculpa: "Tiene un lunar secreto"?
Es un impulso terrible, pero no importa, el lunar no se borra con saliva.
Los lunares a mi me parecen bonitos
ResponderEliminarSaludos
Simplemente maravilloso
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ResponderEliminarTodos tenemos lunares mágicos que no alcanzamos a ver, sólo necesitamos otra perspectiva, que alguien se moleste en observarnos y ponernos al tanto de lo maravillosos que somos.
ResponderEliminarLiteralmente o no, me parece una entrada más que mágica.
Encontré tu blog de rebote, como un golpe de suerte, pero pienso instalarme por aquí.
Un abrazo muy fuerte compañerA!
Qué bonito <3
ResponderEliminarSaludos.
¿Lo viviste? ¿Lo pensaste? Me ha encantado. Parece increíblemente verídico.
ResponderEliminarPatricia Efe.
me encantaría descubrir lunares secretos así :)
ResponderEliminarJajajaja. Bueno, yo con el miedo que le tengo a los lunares sospechosos, lo primero que haría no sería reclamar por la mordida, sino correr al dermatólogo. Me conozco.
ResponderEliminarMuchos besos, querida. Felicidades por tus textos, me encantan.